El láser emite un haz de luz pulsada que es absorbida por dos pigmentos naturales del propio cuerpo: la melanina, presente en las manchas epidérmicas causadas por el sol, y la hemoglobina, que se encuentra en los vasos sanguíneos de las rojeces difusas de la piel.
La energía lumínica es convertida en calor por los pigmentos presentes en las células de la lesión cutánea, de manera que estas se calientan y se destruyen en pocos segundos, disminuyendo la vasodilatación sanguínea ofreciendo resultados excelente en el tratamiento de la rosácea.
- Disminuye notablemente el flushing o enrojecimiento.
- Unifica y homogeneiza el tono de la piel, gracias a la eliminación gradual de las lesiones pigmentadas y las rojeces difusas causadas por el paso de los años y las exposiciones al sol repetidas.
- Mejora la calidad de la piel, aportándole una mayor firmeza, disminuyendo el tamaño de los poros, y proporcionándole mayor luminosidad.
Contraindicaciones
- Embarazo y lactancia.
- Infecciones activas de la piel, como herpes activo.
- Queloides o cicatrices hipertróficas.
- Enfermedades autoinmunitarias.
- Uso reciente de isotretinoína (Accutane)
- Piel oscura o bronceada.
- Exposición reciente al sol